En algún lugar al oeste de la Rep. Checa,
camino de Cracovia.
Hay cosas que te cambian la vida, días, momentos, sucesos, personas o viajes que hacen que todo lo que te suceda después vaya a ser diferente, o por lo menos que lo vayas a percibir diferente.
Esto último es precisamente lo que me ha sucedido a mi. Estos días fuera, estas vacaciones me han hecho pensar, reflexionar, darme cuenta de lo que ha cambiado mi vida. Ya no pienso en mi, lo hago en nosotros.
Me había costado mucho, no porque no quisiera, sino porque no me había dado cuenta de que algo había cambiado en mi.
Al salir de la rutina y ver que además de pasármelo en grande en el viaje, de aprender, compartir, sentir que me estoy perdiendo algo; de estar con alguien, o de que estuviera conmigo. Tener ganas de compartir experiencias, conocimientos, puntos de vista,...es algo nuevo. Estoy saliendo de mi mundo, de un lugar donde antes sólo cabía uno, ahora hay sitio para dos.
Y me gusta, me gusta mucho. Cuando compartes, la felicidad es doble, y el sufrimiento la mitad.
